ITSASOREN BIZITZA, GURE BIZITZA DA.
En marzo de 1973 fue firmado en Washington el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) por 21 países. En la actualidad son 175 países los adheridos, incluido el Estado Español. Mediante este Convenio se persigue preservar la conservación de las especies mediante el control de su comercio. Del 13 al 25 de marzo, pero de este año, representantes de estos países se reunirán en Doha (Qatar), para valorar, entre otros temas la inclusión o exclusión de 42 especies de flora y fauna de todo el mundo, de las diferentes categorías de protección. Lo que puede significar que la supervivencia de estas especies podría depender de lo que allí se decida.
En esta Convención, a propuesta de la Comunidad Europea, se va a discutir si se veta o no la comercialización del atún rojo o cimarrón ya que el volumen de las importaciones demuestra que las capturas superan con creces el máximo permitido, que ya es de por sí superior a lo recomendado por los científicos para garantizar la supervivencia de la especie.
Entre 1957 y 2007, la población de atún rojo en el este del Atlántico y el mediterráneo se encuentra por debajo del 15 por ciento original; y el peso medio de los ejemplares capturados es de la mitad de lo que eran.
Según la comunidad científica la pesquería del cimarrón se encuentra al borde del colapso, no siendo suficientes las medidas actuales y piden reducciones drásticas en el número de capturas. La Comunidad Europea es consciente, y así lo reconoce de la grave situación en la que se encuentra esta especie.
Para EGUZKI este reconocimiento es positivo, pero no suficiente, ya que de aprobarse el veto propuesto por la CE a la comercialización de esta especie significaría que este se haría efectivo en un plazo de un año o de dos. Para nosotros se debería aplicar de inmediato.
Si saliera adelante esta medida, quedaría prohibido el comercio exterior de atún rojo y su pesca para los segmentos de flota industriales, Sin embargo, la CE ha propuesto que en el caso de que se aplique el veto, las flotas artesanales puedan seguir faenando y abastecer el mercado europeo, pues las ventas del pez entre los países se consideraría "comercio doméstico" y no internacional. El veto afectaría a barcos de más de 24 metros de eslora y a categorías como los cerqueros o arrastreros.
Como ecologistas vascos pedimos que:
- Se arbitren medidas de potenciación de la pesca ecológica mediante incentivos para la comercialización, transformación y consumo. Hay que seguir faenando con las mismas artes artesanales que hasta ahora, pero mecanizando más los sistemas de trabajo. Generalizando el uso de estas artes especializadas, así como utilizando racionalmente todos los métodos, ya que hay artes tradicionales como el cerco que con la tecnología actual pueden ser igualmente depredadoras. Así como que se establezcan las medidas de control estricto e inspección objetivas de cara a combatir el fraude, y verificar las repercusiones de los diferentes sistemas de pesca. Esto valdría tanto para el cimarrón y la anchoa como para el resto de las especies comerciales.
- También, habría que restringir las prácticas pesqueras dirigidas a la alimentación y engorde de otras especies.
Una vez mas vemos necesario contar con una representación vasca con voz y voto, que defienda los intereses vascos ante la comunidad internacional, consiguiendo la revisión de la actual Política Pesquera Comunitaria, claramente desfavorable para con la pesca ecológica.
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